A menudo, cuando una persona mayor se ve que está perdiendo el uso de la razón, se piensa que está sufriendo Alzheimer; sin embargo, también se suele denominar como demencia senil. Pero lo cierto es que ambas enfermedades son diferentes y convendría tener bien claro que diferencia hay entre Demencia Senil y Alzheimer para así saber de qué estamos hablando y diagnosticar a tiempo alguna de ellas en nuestros familiares.
Por todos es sabido que la esperanza de vida ha estado aumentando en las últimas décadas. Por eso es normal que cada vez estemos observando un envejecimiento de la población. Pero, lo que sí está claro es que no siempre estas personas mayores llegan con todas sus facultades mentales conservadas de manera excelente.

Foto de geralt con licencia CC0 Dominio Público .
Es entonces, cuando vemos que la capacidad de pensar, tomar decisiones, memorizar o incluso orientarse, va mermando en nuestros mayores y es aquí donde entran en juego estos dos conceptos: el de demencia senil y el de Alzheimer. En ambos casos la persona que la sufre pierde su autonomía (poco a poco) y cada vez pasa a ser más dependiente. Pero, para que queden claros estos dos conceptos, vamos a mostrar algunas de las diferencias.
Por una parte, la demencia senil se podría definir como un conjunto de síntomas y enfermedades, todas ellas con rasgos comunes y que van mermando las facultades mentales, intelectuales y físicas del paciente y los especialistas suelen distinguir varios tipos de demencia senil; y es aquí donde entra en juego el Alzheimer, ya que se suele considerar uno de ellos.
Así se podría decir que el Alzheimer es un tipo de demencia que conlleva a la degeneración de las neuronas y tiene un carácter irreversible (algo que también ocurre con la demencia senil).
Pero, si hay algo fundamental que diferencia a una enfermedad de otra es, sin duda, la edad en la que puede aparecer. Y es que, el Alzheimer puede aparecer a edades más tempranas, con una pequeña pérdida de memoria y también otro aspecto fundamental importante es que no supone (para el paciente) tanto deterioro físico como en la demencia.
A ojos de la sociedad, estas dos enfermedades tienden a considerarse iguales, aunque, como ves, hay aspectos que las diferencian.